Por número de profesionales, miembros del staff, familiares, organizadores, aficionados… El tenis es el deporte que mayor riesgo supone para una nueva propagación del coronavirus. En busca de la estabilidad, luchando día tras día contra viento y marea, parece ser que la reanudación del tenis se ve muy lejana.
Son muchos los factores que convierten a este deporte en todo un peligro para reinstaurar la normalidad. Las distintas sedes de los torneos dispares que se celebran anualmente son los puntos donde se podría reiniciar una nueva pandemia. La inseguridad es el principal factor que rodea al tenis en todos sus movimientos. A pesar de buscar cientos de soluciones, la contingencia le convierte en el deporte más afectado por la pandemia.
Alicientes
A las cancelaciones de torneos como Miami, Indian Wells, Madrid, Roma, o Roland Garros, se le ha unido recientemente la impactante pero necesaria suspensión de Wimbledon. El Grand Slam inglés no se disputará en un año natural por primera vez desde 1945 a causa de la segunda Guerra Mundial.
La pandemia mundial y su progresivo crecimiento ha dado lugar a que el tenis haya tenido que suspender de forma completa toda la gira de hierba. Con Wimbledon a la cabeza, torneos como Queens o Halle también echan el cierre en una temporada para el olvido.
El resto de la temporada en el aire
Las dudas, el descontrol, la amenaza… El tenis ahora mismo se ve ahogado por una amplia cantidad de circunstancias que podrían volver a desatar una terrible extensión del virus. Bien es cierto que en otros deportes las masificaciones son tremendas, pero no mueven tanta variedad internacional como lo hace el tenis.
Más de una personalidad conocida de este deporte, ha mostrado su claro pensamiento de poner fin a un año para olvidar. “El virus debería estar controlado en todo el mundo para que el tenis pudiese volver”, dijo Bruno Soares. La extenista francesa, Amelie Mauresmo, aseguró que no debería haber tenis hasta que no existiese una vacuna contra el COVID-19.
Tiempo para pensar y actuar
Por suerte, al margen de todos los dilemas existentes, el tenis aún tiene tiempo para encontrar un salvoconducto en el que prime la salud humana. El primer gran golpe llegó con las graves y dolorosas cancelaciones de las giras de tierra y de hierba. A pesar de ello, el elenco de profesionales y organismos tenísticos todavía confían en una recuperación prodigiosa que permita la vuelta a la acción de la forma más sana y segura posible.
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